Hace unos días me decidí ha realizar el mantenimiento del motor. Cuando empiezas con una cosilla, de dos minutos, acabas con varias reparaciones de días. Total ya que estoy...que quede bien...
Necesité unos tornillos que habían quedado mal. Y como son de Volvo, todos con medidas especiales, por supuestísimo. Me pongo en contacto con la casa volvo de Barcelona, y les pido las medidas. Entre unas cosas y otras ayer fuí a por ellos. Se habían equivocado
. El taller rezuma ambiente marino, curiosamente en lugar de calendarios con desnudeces varias, habían unos magníficos cuadros marineros, y en las estanterías se podía admirar una maqueta de barco, y algún que otro muñeco marinero. Esto lo admiraba mientras mi mente se esforzaba en recordar los máximos exabruptos posibles, y recordaba escritos leidos sobre como está el mundo de la náutica. Alberto, el mecanico, me dijo que hoy tendría una solución. Esta tarde me ha llamado que pasara a recogerlo, ya que seguramente este fin de semana querría navegar. Una vez allí, la secretaria me ha dicho que Alberto se había tenido que ir, y que había dejado una bolsa con todos los tornillos, y que si tenía algún problema que lo llamara. NO QUERIA COBRAR. Le he dejado unos cafes pagados, y es la mejor invitación de mi vida hacia una actitud tan elegante. Este hombre es un marino, a parte que seguro un mecánico de primera. Lástima que esta especie esté en extinción.