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| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#32
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Camarada Tatoperez.:
Agradezco tu sinceridad cuando dices que no te interesan las experiencias de los demás, que desconfías de lo que la gente escribe y por eso no pierdes un momento de vivir para aplicarlo en leer. Creo que tienes mucha razón, si bien no podemos librarnos de la influencia de los demás. Los seres humanos nos debatimos entre la acción y la reacción. Yo lo explico con una imagen; la de un huevo frito. Cuando vemos un anuncio de televisión e inmediatamente sentimos un impulso de comprar algo, eso es una reacción. El estimulo externo entra atravesando la clara y cuando llega a la yema sale rebotado sin ser analizado por ese núcleo donde están nuestras experiencias y nuestros valores. Sin embargo como te decía al principio, ese núcleo parece totalmente propio, pero no es así, esta influido por el entorno donde nos movemos, por nuestros maestros, nuestros amigos o padres. Cuando recibimos un estímulo externo debemos dejarlo entrar. Sopesarlo, conjugarlo con nuestras propias experiencias y si se da el caso, decidimos y por lo tanto actuamos, no reaccionamos como explicaba al principio. Tan reactiva por tanto es la acción inmediata en sentido positivo como el rechazo sistemático. Por eso, mucha gente se siente vacía después de alcanzar los objetivos. Cruzamos el charco, damos la vuelta al mundo ¿y que?. Por desgracia, ese impulso reactivo lo aprecio muchas veces y me da pena, porque el resultado es casi siempre la frustración o la defensa numantina, cabezota y empecinada de una actitud frente a los otros, no por el propio desafío. El único que nos da esa alegría que describía Goete o el señor que mencioné en mi entrada. Esa alegría solo se siente cuando has quitado de la ecuación a los espectadores, los que están para aplaudir o abuchear, porque solo tu ser interior, después de superar la vanidad y la soberbia que provoca la adulación y lisonja, después de aprender a dominar el coraje que provoca la envidia y el rechazo, es el que te la da. Por eso no me vale el rechazo sin haber probado antes las mieles de la gloria. El que lo ha alcanzado y no ha muerto de gula tendrá mi respeto, pero al que más admiro es al que ha fracasado muchas veces y aún así, ha aprendido a levantarse y volver a caminar. la experiencia de los años, quizás me enseñara más que los libros pero me parece a mi que de entre todas mís vivencias, mís frustraciones me enseñaron mucho más que mis victorias. Por eso, se me antoja que puedo presumir de mis fracasos y no tanto de mís pobres y ya caducos éxitos. ![]() ![]() |
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