Travesías Mi gozo en un pozo...

[Loquillo]

Bueno mirando mirando, lo he encontrado.

http://www.larevistanautica.com/heme..._id130532.html

Un motor de cuatro tiempos, fueraborda o no, consume entre 0,29 y 0,33 litros, por caballo y hora.

Es decir que si vale la regla de dividir por 3 los caballos mas o menos.

Es decir uno 17 litros por hora, para nuestro caso.

[Parazoa]

Hola

Llego tarde... pero creo que los cálculos pueden depender mucho del tipo de barco.
El la misma web del fabricante tienes test probando el motor en muchos
tipos de barco diferentes, desde planeadoras de aluminio con muy poco
desplazamiento hasta "pontones" con menos hidrodinámica que un ladrillo
(aunque, afortunadamente con más flotabilidad...) y los consumos
varian mucho. No he encontrado ninguna prueba con el innombrable pero
vamos, que para una travesía yo me quedaría con los consumos más altos y
si luego sobra gasofa, pues mejor, no?

No he mirado todos los test, pero los de mayor consumo que encontré,
una vez traducidos de galones a litros, andaban alrededor de los 21 l/hora
a 4000rpm. Seguramente, el innombrable esté por debajo, pero a la hora
de hacer cálculos...

Saludos y

[vigiadeoccidente]

Buenas y

Lo del rodete.. al fin y al cabo es una chorrada; se os jorobó la travesía, pero mucho mejor cazar la avería en puerto

Lo de las revoluciones, es bueno leerse el manual.... pero el motor y el caso son una unidad y como dice al pie un cofrade... "no es prudente sentar cátedra"...

Con buena mar y en un casco de planeo, en crucero hay que llevar la embarcación a un planeo " allegro ma non troppo" , que es en el que no se te borra la raja del culo en los pantocazos , pero tampoco hay que echar mano del morse para salvar una olita. Normalmente coincide también con que es la velocidad más económica y en la que el motor trabaja más agusto.

Si hubiera que dar una regla aproximada, después de conseguido el planeo, bajar poco a poco hasta unos 2/3 del régimen máximo... pero escucha al motor, que él te lo dirá

[Alocen]

Ante todo, y hasta donde sé, mi admiración más profunda y sincera por los cofrades J.R. y Piratilla. Están demostrando ( en detrimento mío, ¡ qué le vamos a hacer ! jajajajaja ) que lo malo no son los barcos, sino los patrones.
Ellos decidieron ( desde el primer momento lo tuvieron claro ) trasladar su Seitó, un MacGregor 26X ( desde ahora, y con todo el permiso de La Taberna, y por lo ellos están verificando y demostrando, ni "innombrable" ni "ná de ná" ) desde Canet d'en Berenguer hasta Baercelona.
Yo, sólo de pensarlo, se me ponen los pelos como escarpias. Todo lo que fuera pasar del pantalán de Sagunto ( con el Coronado 25 si fui, con el MacGregor 26X nunca llegué, porque no me atreví ), era el más allá.
El nivel tolerable de escora lo marcaba una canica en la bañera. si rodaba ... ¡ PELIGROOOOOOOOOOO !
Ellos han navegado hoy ( bueno, ayer ) con 30º de escora y tan rebién. Ya están en Salou. Dejo los detalles para los interesados, si ellos quieren tener a bien compartirlos con nosotros. Salvo imponderables y lo condicionado que todos sabemos que está esta afición a la climatología, mañana dormirán en su casa, con el barco en su amarre definitivo en Barcelona.
Pero el cuerpo ( y el corazón y la mente ) me pedían escribitr estas líneas. Porque me han demostrado que, al final, uno no andaba muy desencaminado. No es un barco para quien quiera regatas intensas, ni para quien guste de los acabados en madera interiores, para sentirnos como en el salón de casa. Ni para quien planee largas travesías sin ver costa. Pero para cubrir las necesidades de la gran mayoría de familias que navega los fines de semana, más que aceptable. Y navegando a motor, tranquilamente, entre 8 y 10 nudos.
Y, sobre todo, y vuelvo al principio, a mi reconocimiento y admiración, me han confirmado que yo tenía razón, que soy un "cagueta", pero que es un barco con el quei puedes navegar tranquilo, si no le pides prestaciones de un TP.
Gracias, cofrades, por enseñarme lo valientes que sois y confirmar lo miedoso que soy yo.
Sólo deseo que os dé tantas satisfacciones como a mí me habría gustado tener.
Un fuerte abrazo a los dos. Valientes, pacientes ... y por lo que pude comprobar el tiempo que pasamos juntos, grandes, grandes personas.
¡ Feliz llegada a puerto ! ¡ A enfriar el cava !

Agustín.

[J.R.]

Bueno, ya hemos comentado la primera etapa del viaje, Canet de Berenguer – Burriana. En el varadero de Burriana Nova se quedó “Seitó” esperando la reparación del maldito rodete de la refrigeración, mientras Dani (“Loquillo”) y yo volvíamos a casa. Por cierto, volver a felicitar a todo el personal de Burriana Nova, y a Óscar, de Nautisport, en Alcossebre, que vino el domingo a intentar reparar el barco, y durante la semana nos solucionó el problema. Agustín (“Alocén”), que es una persona majísima, se hizo cargo del coste de la reparación. Y aproveché que “Seitó” estaba en seco para limpiar y pintar la obra viva.

Bueno, pues el sábado a la una, estábamos listos para zarpar: el “travel” puso a “Seitó” en el agua, embarcamos y… rumbo a Benicarló, nuestro siguiente objetivo.

Pudimos disfrutar de un par de horitas de vela antes de que el viento cayera, lo cual nos reafirmó en la opinión que ya teníamos: el “Mac” no es regatero, pero es un velero “de verdad”, capaz de unas medias bastante razonables a vela, y, sobre todo, de hacer disfrutar a sus tripulantes, que es de lo que se trata.

Pero el viento no duró mucho (una constante a lo largo del viaje), así que tocó dar motor. El procedimiento es: arriar velas, recoger las palas de los timones y la quilla y… ¡¡¡GAS!!! El Yamaha 50 caballos aguanta sin problemas un crucero de 4.000 revoluciones, con las que obteníamos entre 10 y 11 nudos. Así avanzamos hasta Peñíscola (al principio, pensábamos que era una isla, porque el peñón sobre el que se asienta el castillo se ve desde mucho más lejos que el istmo) cuando… pot, pot pot, el motor empieza a ratear y cae a 2.000 vueltas… el depósito principal se había quedado seco. Ya pueden reirse todos los tractoristas de la taberna, pero es que Dani y yo éramos traperos puros hasta hace poco y no caímos en el detalle de que… ¡los motores gastan gasolina! Bueno, conectar el segundo depósito (24 litros) y seguir hasta Benicarló, que ya estaba cerca. De todas formas, calculamos un poco justito, llegamos a Marina Benicarló (también muy amable su personal) con solo 5 ó 6 litros de combustible. El marinero se reía y nos contaba que hacía poco había llegado a remolque una motora que se había quedado seca y, como la gasolinera del puerto ya estaba cerrada, sus tripulantes tuvieron que deslomarse a base de viajes a la gasolinera del pueblo (a más de un kilómetro) con un carrito de Mercadona y cuatro bidones de 25 litros que les prestó la marinería del puerto… cuatro viajes tuvieron que hacer para llenar.

El domingo por la mañana, papeleos y pagos listos, nos disponemos a llenar depósitos y partir. El motor arranca a la primera, vamos a la gasolinera del puerto y… ¡sorpresa! El surtidor se niega a echar una gota. No hubo manera, y no sería porque el gasolinero no lo intentara, pero aquello no echaba gasolina ni pidiéndoselo por favor. Además, siendo domingo, no había esperanza de que vinieran los técnicos a repararlo rápido. Así que no nos quedó más remedio que imitar a los de la motora del día anterior: carrito del Mercadona, bidones, y a patearse el camino a la gasolinera para volver con algo más de 60 litros de gasolina. Entre pitos y flautas ya nos había dado la una.

Llenamos y llega la segunda sorpresa del día: ¡¡el motor no arranca!! Ya podemos bombear la pera y darle, con o sin starter, que aquello no arranca. Llamamos a Óscar y dice que igual lo hemos ahogado, que esperemos una hora o dos y lo volvamos a intentar. Aprovechamos para ir a comer una pizza.

Dejamos pasar las dos horas, volvemos a intentarlo, e igual que antes… el motor dice “nones”. Pedimos consejo al marinero, que nos da el teléfono de un mecánico que suele acudir a urgencias los domingos (Miguel, de MGB Náutica). En efecto, está disponible, acude, examina el motor y declara culpable al filtro de la gasolina, que tenía una junta que dejaba entrar el aire en el circuíto de la gasolina. Al parecer, la acusación era sólida, porque una vez sustituído el filtro, el motor arranca a la primera. Era tarde, las cinco y media, pero decidimos salir y avanzar algo, hasta Vinaroz o Sant Carles de la Ràpita.

Una vez que Miguel convenció al motor para que abandonara su huelga, la verdad es que funcionó como una seda. Esa vez optamos por un ritmo algo más bajo (3.500 revoluciones, que nos daban algo más de 8 nudos), para un menor consumo de combustible, pero la verdad es que el piloto automático también lo agradecía, pues podía controlar mucho mejor el barco. Así, en menos de tres horas hacíamos nuestra triunfal entrada en Marina Sant Carles.

Y tan triunfal fue, pues pese a nuestras llamadas por el canal 9, no nos respondía nadie. Decidimos buscar el muelle de espera o la gasolinera, pero aquello es enorme, empezaba a oscurecer y no había manera, así que atracamos a lo grande, de costado en un “peaso pantalán” en el que el barco más pequeño medía 10 metros de eslora. “Ya nos mandarán a lugar que nos corresponde”, pensamos.

Conseguimos contactar con los marineros, y nos dicen que, si queremos, podemos quedarnos donde hemos amarrado. ¡Pues ahí se queda “Seitó”, de pequeñín del pantalán!. Cenamos en el restaurante de la misma marina, sorprendidos por la cantidad de “guiris” y barcos con matrícula extranjera que había, planificamos la etapa del día siguiente y … ¡a dormir! Marina Sant Carles es tranquilísima, al estar en un puerto dentro de otro puerto (el puerto de Sant Carles, dentro del puerto natural de Los Alfaques), y el barco no se movía nada. Ya que estamos, os diré que “Seitó” es razonablemente cómodo para hacer noche. Supongo que el cansancio de un día de navegación y “caminatas gasolineras” también ayuda.

El lunes nos levantamos, dispuestos a llegar a Salou, pero nos encontramos con la misma sorpresa del día anterior…. ¡el motor no quiere arrancar! Pedimos ayuda a los marineros, que avisan a un mecánico (Náutica els Alfacs). Acude en más o menos una hora, examina la situación y… nos deja con una cara de tontos digna de ser fotografiada cuando nos dice que el problema era que no levantábamos lo suficiente la palanca del starter… pensábamos que solo se podía subir hasta 45º y resulta que sube hasta 90º… bueno, pasado el sofocón, el motor arranca y… ¡a Salou!

Lo malo de Sant Carles es que, si vas hacia el norte, hay que desandar lo andado: tirar hacia el sur para salir del puerto de los Alfaques, y luego bordear el Delta del Ebro hasta poder poner rumbo NE directo a Salou. La previsión indicaba viento del norte, y no se equivocó (dicen que en el Mediterráneo, el viento predominante es el “Proal”… vayas hacia donde vayas, viene de proa). Por lo menos, pudimos hacer parte del recorrido hasta Cabo Tortosa a vela, primero al largo, luego al través y finalmente, ciñendo (sí, el “Innombrable” ciñe, probablemente no alcance tanto ángulo de ceñida como un velero puro de 26 pies, pero ciñe).

A poco de salir de Sant Carles, nos encontramos con otro velero que sigue nuestro rumbo de vuelta encontrada. Caemos a estribor para dejarle sitio, pero él a su vez, cae a babor. ???? Cuando se acercó un poco, averiguamos la causa… ¡era otro “Mac”, que se acercaba para echarnos un vistazo! Nos reímos, nos saludamos y seguimos nuestro viaje. Como el tiempo era justo y Salou está lejos, cuando el barco ya no pudo ceñir más, optamos por dar motor, nuevamente a 8 nudos de crucero… a las 19:30 entrábamos en la bocana del Náutico de Salou, un auténtico “puerto deportivo de bolsillo”, en el que las maniobras para amarrar me recuerdan a las de meter el coche en mi plaza de parking.

Salou también nos reservaba una sorpresa: los pantalanes son bajitos, y “Seitó” tiene bastante francobordo, lo que hacía un poco complicado subir y bajar. Al volver de cenar, el rocío había empapado la cubierta, así que os dejo que imaginéis lo que ocurrió… ¡declaro inagurada la temporada de baño en la Costa Dorada!. Por cierto, mi móvil (un Samsung Switchblade) sobrevivió al chapuzón.

A las nueve del martes, dispuestos a llegar a Barcelona de una vez, salimos de Salou. Nuestro primer destino era Cambrils para repostar (la gasolinera del Náutico de Salou está en obras). Saliendo de Cambrils, con el mar como un plato, decidimos probar a dar “caña a tope” al motor… ¡puntas de 13 nudos de GPS con el lastre lleno! No está mal…

Nuevamente, el viento brillaba por su ausencia, así que motor a 3.500 vueltas, 8 nudos, y esquivar mercantes amarrados en el puerto de Tarragona. Más adelante, ya a la altura de Altafulla, unas rachitas de viento (para variar, venían de proa, pero podíamos mantener aproximadamente nuestro rumbo ciñendo), y pudimos izar velas durante hora y media, más o menos, hasta que el viento volvió a caer… ¡otra vez motor!

Y así fuímos pasando Vilanova, Sitges, Garraf, Port Ginesta… ya a la altura de Gavà, el viento roló a sur y el mar empezó a encresparse hasta marejada… tal vez era un buen momento para izar velas, pero estábamos agotados, y lo que queríamos era llegar de una vez, a ser posible antes de que anocheciera, así que a motor seguimos. Además, era divertido surfear las olas a motor… llevábamos un crucero de 8 nudos, pero mientras el barco se mantenía en la cresta de la ola llegábamos a alcanzar los 10 sin tocar el acelerador.

Finalmente, tras sortear los ferris de Balearia y Transmediterránea, enfilamos las Torres Mapfre, y a las 20:00 del martes, “Seitó” estaba amarrado en su nuevo hogar del Port Olímpic de Barcelona…. ¡misión cumplida!


Bueno, y ahora que lo he probado, ¿Qué opino del “Innombrable”? Pues qué queréis que os diga, no las tenía todas conmigo al partir, pero me ha gustado, le he cogido confianza y creo que es perfecto para mi programa de navegación. Todo ha funcionado como debía, y los componentes principales del barco parecen sólidos, aunque se nota que el astillero ha ahorrado en los detalles… por ejemplo, los candeleros de mi antiguo barco (un Hunter Europa) seguían impecables tras más de 30 años, mientras que en los del “Seitó”, con solo 12 años, se notan ya manchas de óxido. Otro detalle que me ha encantado es su gran maniobrabilidad a baja velocidad (ideal para maniobras de atraque y desatraque) cuando están bajados a la vez el motor y los timones.

Por supuesto, no es un plato para todos los gustos. NO te compres un “Mac” si estás en las siguientes circunstancias:

1) Si vas a usarlo casi siempre como motora. No es una “motora con palo”, es un velero. Si quieres una motora, compra una motora y alquila un velero si alguna vez te apetece navegar a vela.

2) Si planeas travesías de altura. Es un crucero costero, y el límite de las 12 millas le va que ni pintado. Sé que algún cofrade ha cruzado a Baleares en un “Innombrable”, pero a mí no me parece una buena idea.

3) Si planeas apuntarte a regatas (excepto en el caso de que te tomes muy a pecho eso de “lo importante es participar”).

4) Si consideras indispensable un interior acogedor, cálido y forrado de madera. Decididamente, si comparas el camarote de un Sun Odissey 26 (el más bonito que he visto en esta eslora) con el del Mac, te parecerá que este último lo diseñó el mismo interiorista que diseñó las celdas de la cárcel de Alcalá-Meco.

Pero si buscas un velero costero para pasear o hacer “camping náutico” con la familia, o si tienes que remolcarlo con cierta habitualidad, no lo descartes. Y además, eso de poder mantener cruceros de 8-10 nudos a motor, se agradece…

[J.R.]

Me acaban de recordar que "sin foto no hay barco", o sea que aquí tenéis una foto del "Seitó":

[Antonio_Mataelpino]

Precioso velero J.R. , ya nos contarás como va, sobre todo , con lo que te gusta ceñir a rabiar, ... verdad ??

un abrazo muy fuerte , me encanta tu barco

(y el Hunter es "un hunter" el mejor)