Para Meditar...

[IsladeMalta]

No hay nada radical en lo que he dicho.
Lo que no me gusta... y creo que se puede decir eso sin ser radical, es la nostalgia por la nostalgia. Abocarse al pasado porque es el pasado, sencillamente.
Si aquesl texto lo hubiera escrito una mujer de 60, 70 u 80 años, creo que hubiera tenido mucho más matices... tal vez porque (como lo creo yo al menos sin que vaya a misa ni se sienta nadie ofendido) la vida no trató igual a todo el mundo.

Hace medio siglo, la gente a la que conozco (y de ellos puedo hablar hoy), no tiraba nada porque no tenía nada que tirar. No porque el mundo (o ellos mismos) fuesen mejores que nosotros.

Hoy, el péndulo se ha ido a toda pastilla hasta el lado opuesto. Se consume, se tira, se vuelve a consumir por el mero placer de consumir. Ni siquiera, diría, por el placer de tener, ya que, una vez adquirido, el bien comprado se desprecia pronto.
Creo que estamos todos de acuerdo en decir que este modelo de vida no es muy válido. La felicidad no puede (o no tendría que) pasar por el mero consumo. Sería como viajar de frustación en frustación... sin encontrar nunca la manera de quedar satisfecho. Hay mucha histeria en esta manera compulsiva de vivir... y poca satisfacción.

Pero agarrarse al péndulo para llevarlo de donde salió y prentender hallar allá la satisfacción que tanto se nos escurre entre los dedos... hay un trecho.
El consumo no puede ser nuestra razón de existir. Vale, todos de acuerdo. Pero cual era la razón de existir de la abuela?

Valer dos hectáreas de terreno cultivable colindantes con la familia del novio que le habían escogido? ser luego el vientre fecundo que pariría la descendencia de su familia política; ser los brazos que, incansablemente, iban a proveer al confort de esa familia? Ser buena hija, buena esposa, buena madre y mejor abuela?

Prefiero perderme entre los miliones de opciones que hoy nos ofrece la vida que lamentar no tener otra opción que seguir el camino que otros han trazado por mi.

Esta libertad de opciones viene acompañada (y mal acompañada, es cierto) por una explosión de bienes de consumo que se nos ofrece a cada esquina. Pero también tengo la libertad de comprarlos o no. De escoger entre ellos. De aprender a escogerlos bien. Mejor eso que no tener nada por no tener nada que poder escoger.

Galeano defiende la immutabilidad de las costumbres del pasado como baluarte contra nuestra sociedad del usar y tirar.

No estoy de acuerdo. Para nada. Hacia atrás ni para coger carrerilla. Ni siquiera para suspirar y lamentar las equivocaciones del hoy.
Las equivocaciones del hoy sólo pueden ayudarnos a mejorar el mañana. No a llorar por un ayer que ya no volverá.