Esperando la continuación del capítulo Twist, me atrevo a introducir uno nuevo: el timoneo. En ceñida se pueden dar muchas condiciones distintas tanto en la intensidad del viento, en su constancia como en el mar.
En condiciones "normales" es decir cuando ni hay castaña de viento ni de mar la ceñida es un placer y timonear es la clave para arañar algo de barlovento y velocidad. Sentir la estabilidad del barco y sus movimientos es una sensación muy potente. Yo me voy a atrever a dejar un apunte relacionado con la navegada de ayer.
Salimos a probar el nuevo Salona 38


con viento algo racheado y sin ola. El viento rondaba los 10 nudos pero alguna vez rozaba los 15 (valores reales). Para un barco puntero como ese una variación así es muy importante, y aunque con tripulación a tope se tocarían muchas cosas, no era el caso. Si no estás atento te puedes ir de orzada, aunque ese pepino aguanta mucho más de lo esperado. Y la mayoría de veces es por ir demasiado caido cuando te carga la racha. Si te despistas y orzas, el barco se adriza, y se te para, así que te das cuenta. Pero si te despistas y caes 5 o incluso 10 grados el barco acelera y tu vas disfrutando. El problema es que cuando carga la racha no vas trimado para ese viento, y mientras te hace orzar los 10 grados de más que llevabas te escora más de la cuenta, pierdes control, y te vas sin control. Así que si el viento es racheado y en las puntas se acerca a los límites hay que ir muy cerca del rumbo óptimo. Si vas en el ángulo constante, en cuanto llega la racha y te hace orzar las velas se vacían casi en seguida. Además tú puedes dejar que el barco orce un poco, ganas algo de barlovento, y cuando crees que empiezas a perder velocidad, caes lo justo para volver a tener toda la potencia, pero bajo control. Si el viento sube algo por encima de lo que aguantas con el trapo que llevas puedes aguantar un rato navegando algo más orzado de lo que deberías, desventando algo las velas, llevando el grátil del génova pelín desventado y subiendo como un campeón. El exceso de viento te compensa la vela que llevas desventada y sigues manteniendo la velocidad. Timonear pinchado, como le llamamos, es crítico pero muy útil. Hay que afinar las manos.
Este rollo es muy fácil de contar y casi imposible de hacer. Pero yo me creí lo que ponía en el palito del polo: "Siga jugando, hay miles de premios"


