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| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#11
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- Deberías haber comprado pintura azul, le dijo al pescador cuando sacó vacío al cabo de mucho rato el salabre del agua, ni siquiera una cangreja enganchada y sin rastro de sardina. Aquella mañana había madrugado más que de costumbre, la tarde anterior una tarde calurosa, pesada y pegajosa había probado por primera vez qué se siente al lanzar un hilo al agua y pescar. Aunque solo fuera ese hilo verde que sujeta con sus manos y al final un salabre, bastante viejo que había sido de su padre años atrás. - el sitio, el sitio es importante, como decían los pescadores. En la bocana del puerto, sobre las rocas grandes que descansan junto al muelle y lo protegen de la fuerza de las olas. Junto a los otros pescadores de cada tarde que tranquilos y de mirada aguda miran el agua, siempre la misma, siempre cambiante, permanecen al lado de sus pocas cosas pero importantes y todas útiles que les hacen compañía. Cerca, las barcas de la sardina siguen el ritmo de trabajo de cada tarde: limpiar, ordenar y reparar. Aunque esa tarde no era como las otras. Más tranquila y hacía más calor. -Anuncian más calor para los próximos días y eso no es bueno para la pesca del atún y la sardina. Con la seguridad de una cría resuelta y curiosa saca de la bolsa de plástico su salabre con su hilo verde y las sardinas, medio kilo que por la mañana había comprado a los chicuelos de la lonja, de las que les sobran y regalan los marineros para que pesquen los críos. El salabre se hunde en el agua encima de las rocas de cualquier manera con la sardina dentro y ella se sienta al lado del pescador con el hilo entre las manos, la ilusión en su cabeza, la alegría de estar haciendo algo importante y los ojos puestos en aquella caña reluciente, recta y segura que el pescador vigila y siente como un músculo más de su cuerpo. Los ruidos de la bocana del puerto se van haciendo cada vez más lejanos y amortiguados, las barcas de pesca quedan alineadas en sus amarres y sin gente en ellas; ahora parecen más grandes y altivas que nunca a la vez que el agua las va colocando suavecito en su sitio. Los demás barcos van entrando a puerto, recogiendo velas, tranquilos, cansados aunque sin prisa por llegar a casa. El viento hace rato que ha parado y el chapoteo del agua contra las piedras es constante, igual, de calma. Las conversaciones no son muy animadas es una hora mágica y el mundo está ahora ahí, debajo de las piedras grandes también en silencio como este atardecer naranja intenso por tanta calor que no olvidará y menos aún al señor serio y poco conversador que mira la barca pequeña, demasiado vieja con trazas irregulares de lo que ella intuyó fue azul intenso y con demasiados desconchones. Una vida, y muchas tardes en el agua, y a los ojos de una cría algo tan fácil como un buen bote de pintura azul intenso. Aquella mañana se levantó muy temprano y mirando hacia la barca pequeña pensó que bien se lo merecía. Compraría el bote de pintura. Azul el que más le gustaba... ~~~~~~~~~~~~~~~~~~
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Avrei voglia di correre all’infinito e vedermi arrivare sempre prima di me e Avrei tanta voglia di te B. Costa |
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