Combatir un medio complicado con cosas sencillas.

Lo que describes es una especie de peregrinación, una epifanía que los marinos descubrimos solo a base de experiencia.

Todos los marinos con años de navegación que conozco valoran mucho las ayudas modernas pero si estas fallan suelen encogerse de hombros, como si fuera lo mas normal que los juguetes duren poco.

Cuanto más sales a navegar más te das cuenta de que con la costumbre todos aquellos aparatos no hacen tanta falta. El cuerpo se hace a ello, como se hace al hecho de aferrarse a la caña cuando la cosa se pone fea y no soltarla en horas. En esos casos he hallado mas relevante un pequeño cubo a mi lado (para cosas que no voy a aclarar) que todos los dispositivos electrónicos que hay a la vista.

Estoy empezando a llegar a un punto en el que si con solo darle al boton ya se donde estoy me empiezo a aburrir. Eso si, la bendita sonda que nunca falte.