Comodidades o no aparte, pues lo que gusta nunca hace daño, creo que lo más difícil de vivir en plan fijo en un barco es sabaer compatibilizarlo con salir a navegar.
Por muy austero que se sea, la cantidad de pequeños o grandes objetos que rodean nuestra vida diaria (mudas de ropa y zapatos, abrigos, ordenador, libros, ajuar mínimamente completo de cocina.....),todo ello ubicado en un barco, hace harto complicado arrancharlo todo para salir a navegar sin que a la primera escorada no se monte un zafarrancho parecido al de un elegante en una cacharrería.
Se corre el riesgo de que el barco acabe en puerto largas temporadas sin salir al mar.
Tampoco tiene nada que ver el programa de unas vacaciones más o menos largas en verano y con buen tiempo, que pasrva bordo días grises, fríos, cortos, y lluviosos de invierno encerrado en una pequeña cabina y con un grado de humedad altísimo que lo moja todo y te cala hasta los huesos, con el barco moviéndose en el puerto como un cascarón y con las drizas propias y las de los vecinos entonando todos los repertorios de percusión.
Admiro a quién lo haya probado con éxito, no ya en un programa de recreo y aventura, sino en un programa de trabajo del que llegas molido , con todos los asuntos del día comiéndote el coco y con un deseo de calma y comodidad...
Saludos
