Es curioso cómo cualquier tema da lugar a acalorados debates... y cómo nos aburriríamos si no fuera así
La verdad es que, hasta ahora, creo que es un tema que se ha gestionado con razonable sentido común, al menos en lo que tiene que ver con mi experiencia.
En la época de la vela ligera, nunca salí ni entré remolcado, siempre lo hice a vela y con total normalidad; es cierto que de eso hace más de 25 años

pero sigo viendo velas ligeras evolucionando dentro del puerto a vela (y ahora estoy en una CCAA distinta) sin estorbar a nadie y sin que ninguna "autoridad" les estorbe tampoco a ellos.
En crucero, he entrado varias veces a vela; si recuerdo bien, tres por problemas de motor (en mi anterior P29) y algunas más en días que, viéndolo claro, me he decidido a practicar con ello. Es cierto que, una de las veces que entraba a vela, tras un problema de motor que me tuvo treintaypico horas navegando en solitario sin prácticamente electricidad, mientras avanzaba a vela dentro del resguardo que da el largo espigón exterior de Alicante, una lancha se me acercó por babor y empezó a navegar en paralelo a mí... cuando la miré, vi que era la GC. Me dijeron, efectivamente, que no debía entrar a puerto a vela, y yo les expliqué que tenía un problema de motor y que me dirigía al muelle de espera / gasolinera; no pasó de allí y, como no debería ser de otra manera, se ofrecieron a ayudarme y me acompañaron navegando cerca de mí hasta que tuve el barco amarrado... he de decir que cuando supieron que venía de Marruecos, me "preguntaron"

si tenía problemas en que me hicieran una breve inspección una vez estuviera en mi amarre, aunque después pasó algo tan surrealista que se les olvidó inspeccionarme
En fin, que, dentro del sentido común, nunca he tenido problemas entrando a vela a puerto. Sí reconozco que no en todos los puertos ni con todos los vientos me sentiría cómodo entrando "voluntariamente" a vela y que, siempre que lo he hecho, he tenido la precaución de tener el motor al ralentí y desembragado, como "red de seguridad" para evitar que algún vecino de pantalán tuviera que pagar mi exceso de entusiasmo
