Salón Náutico de Barcelona 8- 12 de Octubre 2025

[Bertie]

De todas formas los franceses también se quejan de lo mismo. Un artículo interesante que he leído hoy.

La navegación a vela debe encontrar un nuevo rumbo rápidamente, pero ¿cómo podemos reinventarla?

Antes, bastaba con un Zef, un poco de viento y un sueño de infancia para saborear la libertad. Hoy, los puertos se vacían, las listas de espera se reducen, pero nadie parece preocuparse. Sin embargo, sin navegantes, toda una cultura marítima se hunde. Soñábamos con un plan a caballo para que los franceses volvieran al agua. Teníamos la Hoja de Ruta de la Náutica y el Placer...

François-Xavier Ricardou
Publicado el 10-10-2025

Hace muchos años, una tarde, al volver de una feria bretona, mi padre llegó a casa con una sonrisa irónica y un remolque detrás del coche. Encima, una extraña máquina se alzaba entronizada: un Zef. No era un juguete, no, un auténtico velero de madera de 3,67 metros, con su orza de sable y el orgulloso encanto de un pequeño aventurero marino. Tenía seis años, y ese día, sin saberlo, me embarqué en una pasión que nunca me ha abandonado.

Recuerdos de vacaciones en la costa
Cada mañana de verano, el Zef se convertía en un barco de pesca, con su pequeño motor Evinrude de 3 hp ronroneando hacia los bancos de caballas; cada tarde, volvía a su vida de velero, deslizándose a favor del viento junto al faro de Trévignon. Con el paso de los veranos, conocía cada guijarro, cada ráfaga de viento, cada graznido de gaviota. Por la noche, lo llevábamos a la playa, seguros de encontrarlo de nuevo por la mañana, fiel y listo para zarpar de nuevo.

No era solo un barco: era nuestro compañero de verano, un trocito de libertad. Y no estábamos solos: miles de niños como yo crecimos al timón de un Zef, de los cuales se construyeron más de 18.000 entre 1962 y 1975, y que, a día de hoy, aún huele a sal, a infancia y a vacaciones eternas.

Una brecha de 50 años
Hoy, mis hijas no se pierden ninguna salida al mar. Una tarde izando la vela mayor, un fin de semana durmiendo a bordo, arrulladas por el mar embravecido. La pasión ha resistido el paso del tiempo, pero lo veo claro: en los pantalanes, los jóvenes escasean. Primero, se necesitan pantalanes, amarres y, sobre todo, un barco.

En los años 70, un comercial podía ofrecer un Zef a sus tres hijos, un sueño alcanzable, pagado con unos meses de sueldo y mucha ilusión. Hoy en día, para navegar en el nuevo First 36, hay que desembolsar más de 400.000 €. Claro, no es el mismo mundo que mi bote con cubierta de madera. Pero el resultado está ahí: navegar se ha convertido en un lujo, reemplazado por pantallas, suscripciones e incluso un futuro impuesto anual sobre el equipo náutico de uso personal (revisión de TAEMUP: ¿aumentará la factura para los navegantes?).

¿Conservando el gusto por el mar?

Y me pregunto, con una punzada en el corazón, si, privados de este contacto con el viento, la sal, la luz etérea del mar, nuestros nietos algún día conocerán aún esta libertad: la de un Zef navegando mar adentro, en el silencio del mar abierto y el latido del corazón.

Por primera vez este año, varios puertos importantes de la costa atlántica han visto acortarse sus listas de espera. ¿Un punto de inflexión? Quizás. Porque sin navegantes, toda la industria náutica se quedaría sin fuerza. ¿Debería considerarse esto inevitable? No necesariamente. El gobierno, en colaboración con la Confederación de la Náutica de Recreo (Confédération de la plaisance), acaba de presentar su Hoja de Ruta para la Náutica y la Navegación de Recreo.

¿Una hoja de ruta que ignora a los navegantes?
Este documento establece 37 acciones concretas para preparar el futuro del sector para 2030. Al leerlo, tuvimos que esperar hasta la Acción n.º 20 para ver finalmente una medida positiva para los navegantes. Lamentablemente, no es así: se trata de facilitar la recepción de navegantes que llegan directamente de un tercer país. Lamentablemente, el resto es más de lo mismo:

Acción 21: Implementar y promover la herramienta de diagnóstico preventa entre compradores y profesionales para asegurar la venta de embarcaciones de segunda mano. Acción 22: Continuar con la implantación del Certificado de Iniciación Náutica (BI Mer), introducido a principios del curso escolar 2022 en los institutos de Educación Nacional Francesa.
Acción 28: Estructurar y digitalizar la oferta de turismo náutico para que las actividades sean accesibles al público en general. Acción 29: Comunicar para promover la práctica de actividades náuticas de ocio.
Acción 35: Modernizar los regímenes de exenciones y reducciones fiscales para el sector náutico y de recreo como parte de las inversiones productivas en el extranjero.
¿Falta de audacia para revitalizar la navegación?
Cabría esperar un plan a caballo, una estrategia sencilla y directa para que la gente vuelva a navegar. Sin embargo, abundan las ideas: equiparar la potencia de los motores que se pueden usar sin licencia con la de otros países europeos (licencia de embarcaciones en Europa: las normas varían mucho de un país a otro), redirigir el impuesto TAEMUP hacia acciones concretas en favor de la navegación recreativa, como apoyar actividades acuáticas escolares, clases de mar y clubes locales, o fomentar el desarrollo de puntos de alquiler para hacer el mar más accesible, o finalmente reintroducir la vela ligera con herramientas de aprendizaje modernas. Todas estas son vías sencillas y pragmáticas capaces de reavivar el gusto por el mar abierto.

Y tú, ¿qué ideas tienes para que los jóvenes, y los no tan jóvenes, vuelvan a navegar? Déjanos tus comentarios.