Muy buenas a todos.
Antes que nada, muchas gracias por los ánimos. Irene ya está en casa y el susto ya pasó, aunque ahora le toca mucho reposo que aún debe tener mucho cuidado.
Hoy, aprovechando que Irene ya estaba en casita y que tenía aquí al cuñado marsellés, compañero de travesía, hemos hecho una pequeña salida con el Almina.
Salimos a las 11:00 AM sabiendo que la pleamar era a las 13:50, con la intención de salir un pequeño rato de la barra del Piedras (y con ánimos de cruzarnos con algún cofrade de regreso del Guadiana) y volver al río antes de que no hubiera agua bajo la quilla.
Pero resulta, queridos cofrades, que hemos embarcado a un gafe

. Sí, un primo de la familia que tenía muchas ganas de navegar. Y he aquí lo que pasó:
De cómo se embarca a un gafe y las consecuencias que acarrea:
1. Se equivoca de club náutico y tenemos que esperar más de 20 minutos.
2. El soporte del motor (esa pieza basculante del espejo con la que se elije la profundidad de la helice) de repente cae hasta abajo. La cabeza del motor casi tocando el agua.
3. No podemos subir el motor, la palometa de sujección choca con otra pieza y es imposible, incluso tirando del motor los tres a la vez.
4. Por fín pudimos subirlo, en eso que descubrimos que uno de los railes del basculante (la pieza con varias muescas para seleccionar la altura deseada) está totalmente doblado (¿esto tiene fácil arreglo o habrá que comprar un basculante nuevo?)
5. La escota de la mayor se engancha a la sonda y rompe su soporte. Adjunto imagen por si alguien me puede indicar dónde comprar uno nuevo.
6. Se nos ha hecho tarde para poder salir del río sin riesgo a quedar pinchados.
7. Se cae una pieza del techo del interior del barco donde llevamos las cosas largas (cañas de pescar, bichero, etc.).
8. Al poco de llegar a puerto, recogemos foque e intentamos encender el motor... sin éxito. La maniobra de entrada a las calles de fondeo y recogida de la boya se hace dificil con tanta corriente y sin foque. Cuando decido poner otra vez el foque, conseguimos encender el motor.
Poco caso hacía yo de las famosas supersticiones marineras, pero a partir de hoy no sé que pensar. Ya veremos cuando vuelva a embarcar al primo lo que pasará.
Sí, ya lo sé, no escribo muchas veces, pero cuando escribo, escribo.
Saludos a todos.