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VHF: Canal 77 |
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Elogio Del Crucero
En un poema iluminador y sólo aparentemente sencillo, el poeta griego Constantino Cavafis habla sobre la importancia de disfrutar el camino hacia nuestra propia Ítaca (cualquiera que ésta sea), pues el viaje es mucho más delicioso que la llegada al destino final. Hoy con los coches, los trenes y los aviones, el desplazamiento en el viaje, está encerrado en una cápsula que te impide sentir la atmósfera del camino. Esto, a nivel general ahora. De toda la vida (tiempo en profundidad), se viajó andando, en caballo, en diligencia o carro, o sea, siempre sintiendo directamente las atmósferas de los lugares por los que se viajaba. Hoy, eso solo se puede vivir si viajas en bicicleta, o en velero. El velero te recrea por las atmósferas de muchos lugares, la mayoría de la población vive en la costa. La clave está en la destreza en el manejo del velero. Ser buen marino es fundamental para disfrutar de la movilidad que te ofrece el barco. El estatus de navegante -tan agradable orgullo- siempre es una parte del tiempo, como la frecuencia de los viajes. La sensación de república independiente cuando estás fondeado es fantástica. Eres libre, eres viajero, es tiempo del de verdad No hay duda que la navegación de crucero también tiene inconvenientes. Pero de ninguno de ellos se escapan también las otras modalidades de desplazamiento. No conozco inconvenientes exclusivos de la mar. Y tú? los conoces? |
#2
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Re: Elogio Del Crucero
Ya, desde la planificación, empiezas a tener esas sensaciones que nos apuntaba Kavafis y que tan bien, nos has traído a nuestros pensamientos.
Editado por scampolo en 15-01-2018 a las 13:31. |
#3
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Re: Elogio Del Crucero
Cita:
El despacho para la “zona 4” (hasta doce millas) que te obliga a seguir el contorno de la costa, aunque aparentemente es un inconveniente porque no puedes atajar, desde mi punto de vista es una ventaja. Lo que cuenta en un “viaje” es el disfrute de lo que pasa por el camino, lo que implica ir sin prisa para dar tiempo a que ocurran cosas y para conocer a las personas. Lo contrario es un “desplazamiento” (o un “porte” como se dice en náutica cuando se lleva un barco de un puerto a otro) en que sólo cuenta alcanzar el punto de destino cuanto antes. Costeando te ves obligado a meterte en puertos inesperados (donde te obliga la hora o la meteorología) y con un barco pequeño puedes hacerlo en casi todos los sitios. Eso genera muchas interacciones con los habitantes y te hace conocer sitios inesperados y vivir anécdotas curiosas. Yo crucé el Atlántico de Barbate a Martinica en 2006, un mes de navegación oceánica, y si quisiera escribir sobre aquella travesía no llenaría más de diez o veinte folios estirándolo mucho, porque realmente no pasa casi nada. Sin embargo los viajes costeando son una fuente interminable de acontecimiento curiosos y de sorpresas, que te hacen emocionarte cada día. Y en cuanto a la experiencia vital de lanzarse a viajar en un velero pequeño sólo puedo deciros que no lo pospongáis. Os alegrará la vida lo que sentiréis por el camino, la felicidad enorme de estar libres en el mar, los nervios por la incertidumbre de dónde dormiréis esa noche o qué conoceréis mañana, cómo os extasiareis ante un paisaje, una puesta de sol o la vuelta del recodo de un río o un canal, y por qué no decirlo, hasta la satisfacción de haceros más grandes que los problemas. No demasiado lejos de casa podemos sentir lo mismo que sienten los que dan la vuelta al mundo en grandes veleros. Aunque el barco sea pequeño podemos vivir y descubrir cosas con él, impregnandonos de los paisajes por donde nos lleve y de las personas que nos haga conocer. Y hasta es posible que los propietarios de barcos mayores nos envidien. Las navegaciones oceánicas o de altura no les permiten entrar en los sitios maravillosos donde entramos nosotros, puertos pequeños y desconocidos, canales o ríos de poco calado que nos llevan a lo más profundo de los países. No vemos sólo y a toda prisa lo que nos han dicho que tenemos que ver, como el turista, sino lo que por azar nos caiga bajo los ojos. Hay que sacar partido a lo que tenemos ahora, vale más eso que la esperanza de hacerlo todo cuando tengamos un barco más grande. Porque la vida es breve e impredecible.
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Las navegaciones y los libros del Corto Maltés: https://cortomaltes2012.blogspot.com/ |
#4
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Re: Elogio Del Crucero
Aaledo, estoy de acuerdo en tu opinión del barco pequeño. Actualmente al igual que pasa con los automóviles, se ha desatado un crecimiento sin precedentes en el tamaño de los yates. Los consejos más inteligentes que siempre oí respecto de la mar, parten de que las navegaciones son más satisfactorias en barcos pequeños. Aquel dicho "Barco grande problema grande/Barco pequeño, problema pequeño/ Presupuesto pequeño", es muy cierto. Los consejos de Lin & Larry Pardey con el Seraffyn, las discusiones "Veleros pequeños y grandes travesías" de esta Taberna, las recientes navegaciones de Roger Taylor con el Mingming, y como no, los hombres de la Jester Challenge, demuestran la capacidad de los pequeños barcos para todas las navegaciones. Ahondo en tu aportación, recalcando lo que facilita una pequeña embarcación la navegación costera y el coste del amarre. Yo siempre pienso que el límite a la pequeñez para hacer crucero, está en poder estar de pie en algún sitio del interior del barco. Destaco de nuevo a Roger Taylor en el Mingming que se pasa sesenta y más días al norte de Islandia y por aguas del Ártico, sin pisar tierra con un sistema de navegación y una acomodación interior, que aporta soluciones muy interesantes resistiendo toda clase de tiempos sin mayor desgaste. Como él dice "the simple sailor". Muy interesante aunque es la faceta de navegación de altura y no costera como tu ponderas. Tu estilo de recorrer la costa grandes distancias, es una de las formas de navegar más ricas en experiencias y entretenidas como bien relatas en tus libros. Es la experiencia más universal sin duda. |
#5
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Re: Elogio Del Crucero
No he leído los libros del cofrade Aaledo, pero quien ha expresado a mi modo de ver de una manera preciosa y maravillosa los sentimientos que sientes en un velero es Julio Villar en su Eh Petrel!, sentir la pequeñez de tí y de tu barco ante la inmensidad del mar, del planeta y del universo que percibes en una noche estrellada...
La iliusión de imaginarte el sitio adonde vas a llegar escuchando en la radio sus voces y sus canciones... Percibiendo la vida marina y la de de las aves marinas que no dejan que nunca estés completamente solo. La visión de tu propia vida y la de tu país y de tus seres queridos con el prisma que da la distancia física y temporal... El mundo es grande a la velocidad de un velero, puedes pasar días navegando enfrente a selva, o a atolones de coral, o a desiertos y cuando entras en un fondeadero vas haciendo zoom y descubriendo espacios que desde la distancia son solo puntos... Estamos reduciendo el mundo con nuestros rápidos aviones, y reduciendo el tiempo con nuestras prisas y nuestro bombardeo de imágenes y palabras apresuradas y muchas veces completamente vacías.. Un brindis por el ritmo del viento y la inmensidad del mar y el universo!!!
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"Se o remo rompe polo guión, paga patrón, se rompe pola pala, patrón paga" |
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