Mini crucero Asturiano. Relatos de travesías

[kaia]

Unas birras a tod@s
Después de que se me haya insistido por parte de algunos cofrades, para que cuelgue en derroteros y travesías, algunos de los más interesantes cruceros realizados en los últimos tiempos, me puse en contacto con nuestro cofrade Nonick y me instó a que los colgase en el foro general y de aquí pasarlos, el mismo, a su correspondiente lugar , ya que los piratas de a pie no tenemos acceso y donde quedarán para que puedan servir de guía a quien interese.
Mi intención es adjuntar unas fotos, para apoyar con imágenes los relatos, pero dado que me encuentro lejos de la península, no tengo posibilidad de subirlas, así que espero me disculpéis, por lo que empezaré con los relatos, digamos, menos interesantes por costas españolas, para después ya con imágenes, colgar los de otros lugares como de Francia, Túnez, Nueva Zelanda, Caribe.
Como algunas narraciones son bastante largas y para no cansar al personal las iré dividiendo en dos o tres apartados.
Para empezar este costero




Mini Crucero Asturiano

31 de Julio

Una vez que ha sido denegada nuestra postrera solicitud en la inscripción para la regata del Gaitero por overbuking, la opción que nos restaba era hacer el mismo recorrido por nuestra cuenta, en un plan clucerete, ya que todos teníamos previstos esos días de fiesta en nuestros quehaceres.
Salimos del Abra bilbaíno a las 19h, Joaquín, Ingrit, Andrés, Enrique, Oscar, Angel y el pequeño Rufino, perrillo de fino olfato marino.
Viento del W flojo, navegamos a motor, con idea, llegados a Cabo Ajo y abrirnos de la costa unas 20 o 30 millas. Tenemos la sana intención de pescar unos bonitos, para comenzar los días de crucero con la despensa bien abastecida.
En la primera guardia, para las 23h abrimos rumbo NNW aprovechando que la brisa del W ha subido unos nudos.

1 de Agosto
Con el motor en silencio, disfrutamos de una navegación apacible a la luz de las estrellas, ya que el firmamento se ha ido aclarando por momentos y la contaminación lumínica de los núcleos urbanos próximos a Santander, se va difuminando en la distancia.
Poco más de las dos horas de la primera guardia, ha durado el monocorde sonido cantarín del agua deslizándose por el casco del Bahía, Eolo se ha ido también a dormir y los que permanecemos bajo cubierta tenemos que aguantarnos con la compañía del run-run mecánico.

2 de Agosto
Despunta la claridad del nuevo día, en torno a las 6 de la mañana y a unas 30 millas de costa, preparamos los aparejos de cacea, ponemos rumbo W y seguimos empujados por el motor, a un régimen que nos permite hacer 6,5 nudos y a esperar que el característico sonido del carrete nos alegre la mañana.
Las millas pasan, el sol va tomando altura y el desánimo en la tripulación comienza a ser evidente, no tardan en oírse las primeras bromas; que si mejor pescar en el mercado, que si los bonitos se han ido de fiesta y alguna lindeza más.
Cerca ya de medio día, decidimos que iremos al mercado. Arrumbamos hacia Llanes. En la distancia, se aprecia su escollera de vivos colores, obra del inefable Agustin Ibarrola, que tanto dio que hablar. En cuyo pequeño puerto hacemos entrada pasada las cuatro de la tarde. Abarloamos a un pesquero, preguntando antes si no va a salir a faenar al día siguiente, Después de arranchar el barco, paseamos y degustamos los típicos productos asturianos, en compañía de otros amigos navegantes que andan por tierra, de vacaciones por estos pagos y con los que nos hemos puesto en contacto.

3 de Agosto
La cena bien regada de sidra, invitó a planear aventuras para el siguiente día y lo acontecido, fue la invitación para todos los presentes a un marmitako a bordo del Bahía Las Islas, fondeados en la playa de Torimbia, distante a escasas 4 millas de Llanes. Se aprueba sin dilación la idea y aquí estamos haciendo tiempo, para que abran la plaza del mercado y “pescar” lo que la mar nos negó en el día de ayer un hermoso bonito.
Son las 10 de la mañana cuando hacemos entrada en la incomparable rada de la nudista playa de Torimbia, con la mar lisa como una piscina y la marea en bajamar. Largamos el ancla en el fondo arenoso, a un escaso metro de agua bajo la quilla y no se hace esperar unos baños con paseo por la vacía playa en las primeras horas de la mañana, en la que disfrutamos de los rayos solares en plan naturista.
Antes de retirarnos al barco, el día se presta para bautizar a Rufino, en su primer baño de agua salada, la prueba ha sido superada por el can, bastante airosamente.
Los fogones del Bahía se ponen en marcha y a la hora del ágape estamos 12 sobre cubierta, comiendo como si de un pic-nic se tratase, unos aperitivos y un excelente marmitako.
La llegada de la tarde nos trae un agradable viento del NE que para las 5 ha subido a F3, hay ganas de aprovecharlo para seguir navegando al Oeste, desembarco y despedida de nuestros amigos para disponernos a partir.
Izamos spi nada más salir de la bahía e iniciamos una singladura de las que a todo navegante hace sentir una sensación más que gratificante, viento en la aleta de estribor, mar lisa y ocho nudos en la corredera. Por delante tenemos 43 millas hasta Luanco donde tenemos intención de pasar la noche fondeados, siempre que el viento NE desaparezca, como habitualmente ocurre al anochecer.
En la travesía, manifestamos los más variados comentarios a cerca del espléndido día que nos ha deparado la llegada a Asturias, disfrutamos del buen tiempo, la navegación y del buen ambiente que reina abordo.
Con las primeras sombras de la noche, a la vista ya de Cabo Peñas y a ocho millas de nuestro destino, lejos de disminuir el extraño viento del NE, ha aumentado unos nudos, lo suficiente como para empezar a formar un poco de marejada. Comienzo a cuestionarme si el fondeo previsto en Luanco va a ser un fiasco, arriamos spi a una milla, ya de noche, nos acercamos con cautela al abrigo de la pequeña playa y como había calculado, la marejada del Este entra a saco y el resguardo está de lo más incómodo barrido por las olas.
Aunque hemos largado el fondeo, no tardamos mucho en decidir que nos vamos a Gijón, izamos nuevamente la mayor y en una hora, a media noche, amarramos en la marina gijonesa.

4 de Agosto
Tras una ducha y unas compras, soltamos amarras rumbo a Cudillero, el viento, extrañamente no ha parado en toda la noche y continúa con la misma intensidad y dirección NE, bien para nuestros propósitos de doblar Cabo Peñas, hacia allí ponemos proa, navegando de través con todo el trapo arriba, a velocidades por encima de los 8 nudos, nos tomamos la navegación como una regata de entrenamiento.
Sobrepasado el Cabo a medio día, a pesar de que el viento ha subido a 25 nudos, iniciamos la maniobra de izar el spi pesado, primero trasluchamos y spi arriba, la potencia de la vela portante se hace notar, comienza la cabalgada a lomos de la marejada que ya se ha formado, con puntas constantes en el GPS por encima de los 10 nudos.
Las sensaciones que recibimos son de navegación poderosa, las mismas que esperamos encontrar con los alisios, en la cercana, ya, travesía atlántica. Los comentarios son muy favorables, el Bahía las Islas da seguridad y navega con rapidez aunque hay que mantener fina la atención, pues con las olas se desestabiliza bastante el rumbo a esas velocidades.
Las 32 millas de la derrota, las hemos cubierto en menos cuatro horas. Que diferencia, pensamos, con la misma travesía realizada el pasado año en la regata vuelta a Asturias, cuando tardamos 6 horas con el viento de cara.
Arriamos spi a media milla, un poco más caídos de la bocana por que el viento en las proximidades de tierra se nos había puesto más de popa. Amarramos en una esquina del puerto pesquero, donde no entorpezcamos las maniobras de arribada a los pesqueros que van entrando. Una vez todo en orden, nos dedicamos a recorrer las intrincadas callejuelas de la turística villa marinera de Cudillero, subiendo a un mirador desde el que se domina toda la villa. De regreso, parada obligada en las terrazas del puerto, para degustar unos exquisitos chipirones y escanciar unas botellas de sidra, que Rufino, sin darnos cuenta, se encarga de recoger la que se cae al suelo y claro, luego pasa lo que pasa...

5 de Agosto
Iniciamos el regreso al puerto de Gijón, después de una tranquila noche, el viento ya no es lo que era en el día de ayer, ha rolado un poco más al N y ha bajado bastante su intensidad, que incluso a ratos es necesario echar mano del motor para no quedarnos parados, continúa una marejada residual bastante incómoda, por lo que volvemos sin detenernos a disfrutar de la navegación, aunque el día está espléndido.
Como tampoco tenemos prisa, pensamos en echar un vistazo al puerto de Candás y comprobar que posibilidades de recalada tiene.
Nos acercamos con cautela, librando unos amenazadores bajos que jalonan la entrada. Dentro ya de la protección del rompeolas, vemos que solo se encuentran embarcaciones de pequeño porte, siempre muy atento a la sonda, sabemos que estamos con la marea muy baja y el calado es mínimo.
Enseguida nos damos cuenta de que el puerto no reúne condiciones para acoger barcos de cierto calado, incluso cuando maniobramos para salir de nuevo a mar abierto, hemos tocado fondo.
Arribamos al puerto gijonés, bastante saturado de barcos, cuando la flota participante en la Regata del Gaitero ya está amarrada en los pantalanes, sentimos una ligera frustración por habernos quedado fuera de la competición debido a una falta de previsión con la inscripción.
Ya no es momento para lamentaciones y de lo que se trata es de disfrutar del crucero alternativo que nos hemos planteado y que ya se acerca a su fin, solo resta hacer honor a la acogedora villa de Gijón, disfrutando de su bien merecida fama gastronómica y festiva.

Angel Viana Gijón, Agosto de 2005