Los barcos que nadie quiere

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Los barcos que nadie quiere

Un barco permanece en el puerto de Portocolom desde el temporal de 2010

• La crisis dispara el abandono de embarcaciones en Baleares
• Ports pretende agilizar los trámites para su desguace

Enrique Fueris | Palma
Actualizado viernes 13/04/2012 10:28 horas

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La economía doméstica también exige recortes y la crisis ha convertido algunos gastos familiares en lujos inasumibles de los que ya solo cabe desprenderse. Salir a navegar el fin de semana es uno de los hábitos que han ido a parar a ese saco, como han podido comprobar los clubes náuticos de Baleares a tenor del creciente número de embarcaciones abandonadas que proliferan en sus instalaciones.
Sus propietarios, incapaces de seguir costeando mantenimientos y amarre, se desentienden y legan el problema a los clubes, condenados por un farragoso protocolo burocrático a cargar durante meses e incluso años con el barco de marras antes de poder mandarlo a subasta o al desguace. El número de morosos ha aumentado en los últimos años y con éste el de embarcaciones olvidadas que permanecen amarradas en los muelles de las Islas.
Por otra parte, a los barcos vapuleados por la crisis hay que sumar los que fueron víctimas de algún temporal que los dejó encallados, hundidos o flotando a la deriva. En este caso, los clubes cargan de nuevo con el muerto, ya que los dueños nada quieren saber ya de una propiedad inútil o que requiere una reparación demasiado costosa.
En Portocolom, un yate de más de diez metros de eslora permanece sobre el muelle desde hace dos veranos. Un temporal lo dejó encallado en unas rocas y pasaron meses hasta que entre el Ayuntamiento de Felanitx y Ports –el Consistorio criticó la falta de implicación de Demarcación de Costas– pudieron retirarlo.
En el Port de Sóller todavía hoy pueden divisarse dos mástiles que asoman a poca distancia de la costa. Se trata de un velero de doce metros de eslora que el verano pasado sufrió una fuga de agua y se hundió en el fondo de la bahía. Su propietario no tenía dinero para costear la retirada y ahí sigue a día de hoy.
El alcalde de Sóller, Carles Simarro, critica también el desentendimiento de Costas y alerta de los problemas de contaminación que se generan con este tipo de sucesos.
Otro de los casos paradigmáticos de abandonos en el puerto a los que se refiere Simarro es el de una embarcación que realizaba rutas turísticas entre Cala Rajada y Menorca. La barca llegó un día a Port de Sóller para repostar, según aseguraron sus tripulantes. Al parecer, la empresa quebró y buscó el lugar más idóneo para abandonar la barca, en este caso, el Moll de Marineria. De eso hace ya seis años y justo ahora acaba de iniciarse el desguace.
Tanto si el abandono se produce con o sin temporal de por medio, retirar los barcos y deshacerse de ellos –vía subasta o vía desguace– es un proceso que puede alargarse de manera casi interminable. El primer paso, localizar al propietario, puede resultar ya una odisea. El perfil tipo es el de extranjeros que acuden a las Islas unas pocos días al año y que incluso puede que hayan traspasado el barco en algún momento sin llegar a dar parte de ello.
Aunque se trata de un problema que más o menos ha existido desde siempre, «se está notando sobre todo ahora con la crisis». Rafael Palmer, gerente de la Asociación de Clubes Naúticos de Baleares explica que la reglamentación actual provoca una total «indefensión» a los clubes, que no disponen de competencias legales para retirar el barco por sí mismos. «Si un barco no te paga no lo puedes tocar», lamenta Palmer para explicar que un propietario puede denunciar al club en caso de que éste mueva su barco e iniciar un proceso judicial que dilate todavía más el problema.
Los clubes náuticos se han reunido en este inicio de legislatura con la Dirección de Ports y Aeroports del Govern para solicitar precisamente el desarrollo de una reglamentación que les permita poder actuar de manera más directa. Lamentablemente, eso no es posible. Así trató de hacérselo entender el director general del departamento autonómico, Antonio Deudero, quien en declaraciones a este rotativo remarcó que la potestad disciplinaria para este tipo de actuaciones es exclusiva de la Administración.
Sin embargo, Ports propone otra alternativa para agilizar los trámites y acabar con el eterno reposo de los barcos abandonados y esa no es otra que la propia implicación de la Dirección General en el proceso de retirada. Según explica Deudero, el proceso es sencillo pero falto de una distribución adecuada de tareas. El principal escollo es la valoración del barco y del proceso de eliminación, sin un responsable claro.
«Algunos clubes acudían al Govern y otros a los juzgados, cada cual hacía lo que le parecía y todo se alargaba demasiado», afirma Deudero. La idea es que sean dos marinos mercantes de la propia Dirección general los que lleven a cabo las valoraciones, facilitando así el trámite a los clubes al tiempo que se descarga de trabajo a unos juzgados ya suficientemente saturados.
De esta manera, asegura Deudero, la retirada podría hacerse efectiva en pocos meses. Además, ahora que dispondrá de un contacto más directo con esta problemática, Ports será capaz de cuantificar el número de abandonos y valorar con exactitud las dimensiones de una situación que «está derivando en gastos diarios por ocupación de espacio marítimo». El propio Deudero asegura haber tomado conciencia del problema en una visita a Can Pastilla en la que pudo ver «12 o 15 barcos amontonados en un rincón».

Está claro que está mal repartido ,unos deseandolos y otros abandonandolos no brindo

[luisglezi]

Joé, es el tercer post abierto sobre este tema hoy mismo :-)

[simplex]

Mira que hundirse, por una fuga de agua seria la del deposito..