Acompañé a mi sobrino en un viaje de transporte de un catamarán Lagoon38 desde Vinaroz a Badalona. Navegamos estupendamente con viento de popa y el genaker y la mayor nos llevaron en volandas a orejas de burro con puntas de 9'. Llegada la noche decidimos entrar en Tarragona y hacer escala.
En el acercamiento a puerto, pues lo de siempre de noche, una luminaria de mil diablos en la costa y una dificultad de distinguir la verde de entrada a puerto. Pero el gps-ploter nos guiaba dándonos el rumbo correcto, sin problemas.
A unas dos millas vemos la verde y nos dirigimos raudos p'alli, pero al poco desaparece y ya no se deja ver - ¿Se habrá fundido la bombilla?. ¿Las apagarán a partir de determinada hora, como hacen en las Fuentes? - decimos. Pero a pesar de la distancia que indica el Gps, un alto e iluminado edificio parece estar más cerca y ser el de capitanía. ¡En efecto, si parece estar más cerca!. ¿Y la verde?. ¡Coño, hosti tú, si lo que tenemos delante es un barco fondeado atravesado a nuestro curso? - rápida maniobra para evitar la colisión, pues apenas había 100-150 mts de distancia. Pasado por su popa, de nuevo vimos la verde que el barco nos había ocultado.
Y bueno, ahí el comentario de cuanto nos engañan nuestros ojos en la percepción de objetos y obstaculos bien iluminados y señalados, cuando los vemos de noche contra las fuertes luces de la costa. A 200 mts, un barco bien iluminado de proa a popa y su alto castillo ( el supuesto edifico de capitania), se confundia con las luces y edificaciones de la costa mucho más alejadas. Toda atención es poca, pues si fiados por el dato de distancia del Gps nos hubieramos aplicado a recoger y preparar el amarre sin prestar demasiada atención a lo que estaba delante, creo que nos hubieramos tragado al otro barco, y ... ¡cielo santo que era un carguero grandísimo!.
