No creía que este texto diera para tantos comentarios, y como dice Windi, creí que serviría para reirnos un rato y "pelearnos" de mentirijillas, como acostumbramos algunos y algunas.

Pero parece que hay gente que se lo ha tomado en serio.
A pesar de todos los comentarios en contra, a mí me sigue gustando. Y os voy a decir los motivos por los que me gustó nada más leerlo. Dejando a un lado los recursos literarios o las concesiones que hace el autor para que el texto quede más "cuadrado", lo que dice habla de una realidad no tan lejana ni tan ajena a mí, por ejemplo. Hablaré en primera persona para que nadie se dé por aludido. No es, evidentemente, de mi vida de la que habla Gamboa. Pero un poquito de aquí y otro poquito de allí, son elementos propios de una generación que yo he vivido de cerca. Quizás todos los elementos que apunta no se den en una única persona, pero casi todos se han dado en mujeres que yo he conocido, amigas, compañeras de estudios o de trabajo. Nada de lo que dice me resulta ajeno. Forma parte de una realidad de alguna manera vivida por mí.
Las cosas más o menos agradables que añade, pues muy bien, se le agradecen. En ese grupo de gente diversa al que yo me refería, también hay gente extraordinaria, con las cualidades que el autor resalta. No veo qué hay de raro en ello. Quizás sorprende porque las pone todas juntas y es cierto que tal vez cuesta encontrar a alguna persona que las tenga todas y que sea tan "maravillosa". Bien, es otro recurso del autor.
Y dejadlo ya, que tenemos ahí, a la vuelta de la esquina, el día 8 de marzo, el Día de la Mujer Trabajadora. Y este año, el debate podría ser mucho más serio que todo esto. Por ejemplo, el que hace referencia a las miles de mujeres maltratadas y a los asesinatos que se producen en el seno de los hogares.
AH! Hablar de barcos no implica alejarse de nuestra realidad. ¡Que seguimos en el mundo! O nos van a tomar por bichos raros.
