El BAHIA LAS ISLAS en su vuelta por el mundo

[kaia]

Espero que me disculpéis, pero el obligado descanso por tierras Gallegas me lo he tomado tan a pecho que ni tan siquiera me he pasado por la Taberna para daros noticias. Pero en el fondo, debo achacar esta desidia escritora a un cierto sentimiento de angustiosa apatía que me ha absorbido, cuando me he visto inmerso en esta vorágine.

No había sido consciente mientras estaba lejos, de lo que en el terruño se estaba gestando hasta que he llegado. Vivir todo este estado de crisis en primera persona, mezclado con el agravante de las tan impopulares medidas tomadas para combatirla, con unas gotas de la exacerbada corruptela, que a diario nos enteramos por los medios, más propia de los países bananeros en los que he vivido, me han generado un coctel mental que si las circunstancias hubieran sido otras, ya mismo estaría de nuevo navegando lejos de esta miserable España. Al menos en el otro lado sabes claramente a lo que te enfrentas.
Que me disculpen los taberneros por este pequeño alegato no náutico, pero no me he podido reprimir.

Volviendo al tema que nos ocupa deciros que el Bahía las Islas está pasando por una profunda reforma de puesta a punto que espero termine para la próxima primavera.
En primer lugar al poco de llegar a Galicia sustituí el famoso estay que rompimos llegando a Azores y reparar el molinete de fondeo que días antes de salir del Caribe dijo basta.
Luego de un verano crucereando con familia y amigos por las Rías Bajas, me llegó el turno de pasar por el "taller" a quitarme una fastidiosa catarata del ojo derecho, cosa que tenía que haber hecho antes de mi partida para el Caribe. Entre estate bien y ponte quieto, ha pasado el tiempo casi sin darme cuenta y de una vez por todas no me he permitido dilatar por más tiempo las atenciones al Bahía.

En Ribeira, además de carenar hemos sacado el motor de la bancada, se le ha hecho una revisión a fondo y se le ha cambiado todas las piezas que tras 4.000 horas de uso, ya pedían sustitución.
El trabajo ha sido hecho por Talleres Miguel, concesionario oficial Volvo, al que estoy agradecidísimo por la profesionalidad, enseñanzas impartidas y buenos precios (aunque él dijese que me veía con la cara disgustada )
Ahora, tras unas millas de pruebas el motor recién rejuvenecido parece otro. De momento en Galicia solo me queda que reparar la carrilera del foque auto-virante, que también dijo basta, navegando por las rías este verano y sustituir el pedestal de la bitácora que se averió en isla Tortuga por una mala maniobra mía.
Para primeros de año tengo idea de llevar el barco a Bilbao y allí acometer otras mejoras en temas de electrónica y reparar la calefacción, que tanto Caribe también la ha sentado mal la vuelta.

Proyectos de cara al futuro, aún no tengo nada claro, veremos cómo se desarrollan mis asuntos económicos de prejubilación y si como parece que la cosa está bien encaminada, este próximo verano tengo planes para navegar un par de meses de mi vuelta por el mundo en la Bretaña francesa, más adelante… De momento nada.

En cuanto a Rufino… ese sí que las está pasando puñeteras y no por la crisis, que en su comidita no ha habido recortes. El problema es que no acaba de hacerse al duro invierno europeo y se pasa todo el día pegadito al calefactor.
Bueno, como la Navidad está próxima, aprovecho a desearos unas Felices Fiestas.



Salud